martes, 25 de mayo de 2010

Arnaldo Coen. Miembro de la Academia de Arte

Lo lúdico en lo cotidiano

Discurso de ingreso a la Academia de las Artes de Arnaldo Coen

Nunca se aclara el misterio de cómo la realidad se transforma en un realidad aparte, o de cómo, a la inversa, una realidad aparte se transforma en la realidad.

Una propuesta del arte sugiere representar la realidad tal como la vemos en ese instante. Otra, lúdica, invita a jugar con elementos reales con objeto de transformarlos en otra realidad distinta de la pura representación de algo: busca su propia naturaleza, un conjunto de formas, sonidos o palabras que, en sus diferentes connotaciones, digan otra cosa: lo otro, lo que no se ve, ni se escucha, ni se toca. Esta última propuesta aparta al hombre de la verdad concertada, la que ordena, ajusta y arregla las partes de una cosa, para convertirlo en un rebelde: su actitud lúdica es una instancia de sabiduría.

En sus “acciones” e “instalaciones” queda plasmada , como una realidad, en la obra de Beuys, esta idea del conocimiento más allá de la razón, esa nueva forma de ejercer el conocimiento, y sobre todo, de buscarla; es una idea que persigue la evolución, la ruptura y la obtención de la libertad.

Responde Beuys a una entrevista[1]: “El arte para mí, es la única fuerza evolutiva. Sólo por medio de la creatividad se pueden alterar o modificar las relaciones entre los hombres. Si todos fuéramos artistas, resultaría un mundo en el cual el espíritu viviría: no hay que tener miedo. Todas mis “acciones” son para ser entendidas visual y conceptualmente. Contienen en sus imágenes, aspectos de las cualidades humanas; por ejemplo, la fuerza de la autodeterminación, expresión principal de la creatividad.

Cuando Beuys, en un evento, mete un coyote dentro de una galería, consigue poner en evidencia un entorno ordenado. Sus eventos, resultado de una elaborada voluntad de caos, resaltan así la naturaleza básicamente incoherente de lo establecido. Beuys reacciona ante la opresión concertada del poder y la ideología, postulando la alternativa de la autodeterminación libre y anárquica: se trata de ejercer el desorden, de rehabilitar su expresividad y su poder de sedición, de criticar al orden pactado, resucitando la revuelta y la gracia primordial del caos, una gracia que se deriva del saber que ese desorden contra el que lucha el discurso del progreso, palpita irremisiblemente en su seno y se asoma siempre sobre el hombro del futuro.

Más no se trata sólo de ensuciar o despreciar ese orden establecido. Beuys recurre al desorden en pos de un orden diferente; hay en su ruptura con el orden una búsqueda voluntariosa de otra expresividad, de otra forma de ordenar nuestros impulsos, más acorde a nuestra autodeterminación.

En un país como México, o cualquier del llamado tercer mundo, el orden no ha triunfado y apenas está en “vías de desarrollo”. La suciedad, el caos y la incongruencia que Beuys elabora tan minuciosa y lúdicamente en sus eventos , son para nosotros, realidades cotidianas. Lo extraordinario para nosotros los mexicanos, es el orden: un espejismo en el siempre evanescente horizonte del futuro augurado por la industrialización europea.

La simultaneidad en la vida cotidiana de México de diversos tiempos históricos, de diferentes visiones o proyectos de la realidad; la sincronía terrible de lo prehistórico y lo atómico en un solo entorno, neutralizaría una propuesta como la de Beuys, pero sólo desde un punto de vista. Entre nosotros, es imposible rebelarse ante un orden (que no sea el político), porque ese orden no existe, o, al menos, está continuamente alterado por el rejuego de nuestras varias realidades simultáneas. Pero desde otro punto de vista, no sólo se neutraliza sino que se reafirma como una verdad.

Esto se me hizo evidente al leer una entrevista con Beuys[2] que me recordó los célebres cantos de la chamana mexicana María Sabina.

María Sabina fue la gran sacerdotisa de los hongos alucinógenos, una mujer que todos los días, durante decenios, se involucró en rituales curativos personales o de grupo. Dice la sabia: “La gente viene a mí para que cure a sus enfermos, vienen en busca de curación quienes han sido encantados por duendes, los que han perdido el espíritu por un susto… cuando dormimos, el espíritu vaga, se convierte en tlacoache, tigre o zopilote… viaja a lejanos lugares; el espíritu regresa cuando despertamos. Describe cómo descubrió sus poderes después de ingerir los santitos (hongos).

“Yo no pude dormir. Los santitos seguían trabajando en mi cuerpo, tuve una visión: Aparecieron unos personajes que me inspiraron respeto. Yo sabía que eran los “Seres Principales” de que hablaban mis ascendientes. Ellos estaban sentados atrás de una mesa sobre la que había muchos papeles escritos. Yo sabía que eran papeles importantes. Yo sabía que los seres no eran de carne y hueso, de agua o tortilla. Sabía que era una revelación que los niños santos me entregaban. De pronto escuché una voz dulce pero autoritaria a la vez. Como la voz de un padre que quiere a sus hijos pero que los cría con fuerza. Una voz sabia que dijo: “Éstos son los Seres Principales…” Comprendí que los hongos me hablaban. Yo sentí una felicidad infinita. Apareció un libro, un libro que iba creciendo hasta ser del tamaño de una persona. En sus páginas había letras. Era un libro tan blanco que resplandecía”.[3]

Por otro lado, Beuys realiza una “acción” en una galería en N.Y. que titula “I like America and America likes me”[4] que se refiere a acciones rituales del pasado, como él dice. Toma una actitud de chamán, tanto en ésta como en otras acciones y entrevistas con la gente o la prensa”

Lo que sigue es una libre asociación en la que intercalo: la acción de Beuys mencionada anteriormente, una entrevista a Beuys en el “Corriere de la Sera” con una “velada”, como María Sabina llama a sus “curas”, en su pueblo, Huautla, en el estado de Oaxaca, fragmentos de sus cuentos traducidos del mazateco[5] (única lengua que ella hablaba) y algunas paráfrasis de Camilo José Cela[6], célebre escritor español contemporáneo, quien escribió un oratorio de María Sabina.

Beuys pasa tres días con un coyote, en el espacio de una galería en Nueva York. Dice: “Como motivo utilizo un venado que sale de la protección de su grupo y se encuentra en la soledad; el coyote es símbolo del campo de tensiones entre individualidad y sociedad. Si el venado representa al hombre euroasiático de las estepas, el coyote representa al hombre del oeste americano”.

La acción se inicia cuando Beuys se transporta en una ambulancia, envuelto en fieltro, del aeropuerto Kennedy a la galería; en un cuarto, separado por una malla metálica, lo espera un coyote.

María Sabina camina hacia su choza vestida con un huipil, bordado a mano con estilizadas representaciones de flores y animales, al lado hay un automóvil desvencijado que nunca volvió a salir del pueblo.

Beuys: “Es imposible una actitud artística sin una forma de conciencia de la naturaleza. Y la más directa es la forma de conciencia con la tierra sobre la cual caminamos”.

María Sabina: “Soy la mujer que sola nació,

Soy la mujer que brota

Soy la piedra que rueda por el monte[7]

Soy la mujer del crepúsculo”

Beuys: “El coyote representa la América precolombina la cual todavía conoció la convivencia armónica entre hombre y naturaleza. El hombre indígena pudo vivir así hasta ser colonizado”.

María Sabina: “Soy la mujer luna,

Soy la mujer que vuela

Soy la mujer aerolito

Soy la mujer constelación huarache, porque vengo recorriendo los lugares desde su origen.

Soy un silbido agudo que cruza de país en país

Beuys: “Creo descender desde luego del romanticismo alemán, pero la línea del romanticismo alemán históricamente ha sido interrumpida por el positivismo; la burguesía y el capitalismo se han posesionado de la ciencia, han realizado la revolución industrial y han codificado así su supremacía.”

Durante la acción, Beuys está envuelto en un fieltro, de la envoltura sólo sale un bastón de madera; la forma recuerda un reno. Beuys habla con el coyote e intenta establecer una comunicación, viven juntos en la jaula, en una aparente paz (hombre y coyote). De vez en cuando hace un ruido con un triángulo que cuelga de su cuello. Ruido de turbinas de una grabación disturban la atmósfera y ponen en juego engañosos cambios sutiles.

María Sabina hincada en el piso de tierra, de espaldas al público (sus sesionantes), frente a un altar lleno de velas encendidas y rodeada de perros, guajolotes y gallinas, dentro de la habitación construida de adobe; habla a manera de rezos, de cánticos, silbando y dando palmadas en el aire, dirigiéndose aparentemente al vacío. Pasa un avión por las alturas y se escucha un fonógrafo a lo lejos.

Beuys: “No estoy contra la ciencia, sino con la distinción entre arte y ciencia. He escrito una partitura en la que afirmo que arte es igual a hombre que es igual a creatividad que es igual a ciencia. El día en que los artistas, y con ése término entiendo todos los hombres creadores, se den cuenta de la fuerza revolucionaria del arte entendida precisamente como creatividad, comprenderán que arte y ciencia tienen los mismos objetivos. Por eso afirmo: la revolución somos nosotros”.

María Sabina: “Soy la mujer que mira hacia adentro

Soy la mujer que busca debajo del agua

Soy la nadadora sagrada

Porque puedo nadar en lo grandioso.

Soy la mujer sabia en el lenguaje

porque soy la mujer sabia en medicina.

Soy la medicina enraizada por la paciencia”.

Beuys: “Y por eso en todas mis acciones trato de que el hombre tome conciencia de todas sus posibilidades creativas, las únicas que pueden dar libertad. Trato de vincularlo abajo, con la tierra, la naturaleza, los animales que tienen un lugar importante en mis acciones, y hacia lo alto, con los espíritus”.

María Sabina: “Soy un pez enamorado de una golondrina

Soy un viejo cocodrilo,

Soy la avispa silvestre

Soy el aguijón de una avispa

Soy la mujer piedra del sol

Soy la mujer luz del día

Soy la mujer del cielo

Soy un gusano con cien alas”.

50 ejemplares del Wall Street Journal, el periódico americano principal de economía tirados en el piso. Ésto completa el “environment”.

María Sabina: “Soy el torbellino de periódicos usados que empuja el viento en las

Esquinas de la ciudad que da al norte

Soy un papel escrito

Soy la basura que no alimenta gatos sin dueño, gatos sin cobijo, gatos sin esperanza

Soy un lápiz muy afilado”

El coyote se orina sobre los periódicos en la galería.

María Sabina: “Soy un chorro de jarabe

Soy el esputo de un muerto de muerte natural

Soy la carne que cruje y la carne silenciosa

Soy la rata atropellada por el tren que conduce a los seminaristas de un lado a otro, sin rumbo”

Beuys: “Cristo, no es el Cristo del que se han apoderado las iglesias; es después de Platón una figura de gran importancia. Ha ofrecido a los hombres la libertad, y como fuerza revolucionaria, el cristianismo se ha servido de la ciencia. Por esto hice una obra que sobre la imagen de Cristo escribí: “EL INVENTOR DE LA MÁQUINA DE VAPOR”.

María Sabina: “Es Jesucristo, es Jesucristo, es Jesucristo

Porque no sólo “Eso” vivimos

Con “Eso” nos iluminamos

“Eso” que estamos levantando

Hombre de lucha

Hombre de virtud

Hombre que truena

Hombre dinero

Hombre pájaro

¡Dame

El camino de tus huellas, el camino del rocío”!

Beuys: “No me interesa un tipo de arte que sólo sea información. En mi trabajo los objetos, los diseños son elementos de segundo plano. El tiempo que vivimos no está adaptado al hombre, y el fin de mi obra es precisamente la liberación del hombre de esta esclavitud. La única cosa que deseo es el coloquio con la gente: el arte me interesa sólo en la medida en que me da la posibilidad de comunicar, de estimular”.

María Sabina: “Soy el aguardiente que engaña al hombre

Soy la mujer que hace girar

Soy la mujer pura

Soy la mujer espíritu

Porque puedo entrar y salir en el reino de la muerte”.

Beuys: “No creo que mis obras, ni cualquier obra de arte, pierdan su valor si se comercializan, su contenido sigue intacto. En todo caso, como ya he dicho, lo que me importa es el coloquio, y por lo tanto en primer plano la actitud frente a la academia; los objetos no cuentan mucho”.

María Sabina: “Soy la mujer que chifla

Soy la mujer tamborista

Soy la mujer trompetista

Soy la mujer que alegra

porque soy la payasa sagrada

Soy una mujer asquerosa; pero sé luchar contra la muerte y contra las hierbas que crían al veneno”.

Beuys: “Ciertamente, con mi acción artística pienso también hacer una acción política, pienso hacer mucho contra el sistema, y el estado se ha dado cuenta cuando ha tratado de expulsarme de la academia de Düsseldorf. Yo creo que el sistema no tiene ningún instrumento adecuado de lucha contra el deseo de libertad del hombre. Cuando el hombre decide estar en condiciones de autodeterminarse, el capitalismo se habrá acabado. Y yo enseño precisamente la autodeterminación”.

María Sabina: Soy una mujer sin memoria

Soy una mujer que no miente

Soy una mujer que come flores, peces vivos y saltamontes

Soy una mujer que pasa hambres

Soy una mujer que yace con el demonio

Soy la oruga de la manzana del paraíso”.

Beuys recuerda en esta acción, eso que hemos perdido; la relación natural con el mundo, la forma natural de comportarse ante la naturaleza, debe funcionar en la conciencia moderna para no mirar el tiempo y poder volver a las raíces y los arquetipos. Quizá por eso dice Beuys: “Mis acciones despiertan interés y curiosidad”.

María Sabina: “Porque soy el espíritu y la imagen

Está la serpiente

Está enrollada

Está viva

Soy la hierba húmeda en cuyos dominios hay tigres

Regresa espíritu perdido,

Silbaré para guiarte

Que contigo vengan

Trece venados

Trece águilas

Trece caballos blancos

A tu paso mueve trece montañas

Te llama el Payaso Grande

Te llama el Payaso Maestro

Soñaré las montañas”.

Hasta aquí Beuys y María Sabina; estos hermanos lejanos.

Es importante que el hombre sepa que su reino es infinitamente mayor de lo que sospecha, un reino que nadie puede robarle y que siempre aflora y se hace visible.

Llamamos rebelde a aquel que por el gran proceso ha quedado aislado, entregado al fin a la aniquilación… Es aquel que posee relaciones primitivas con la libertad. En ese proceso se observa la libertad del individuo en el mundo. No puede dictarle la ley ninguna fuerza superior, ni la propaganda, ni el poder. Es importante que en este proceso, el hombre logre una imagen de sí mismo, lo que no es cosa fácil, pero es algo que desean esos espíritus fuertes. Es un encuentro solitario y ahí radica su fascinación, el hombre es soberano de esa soledad. Se relaciona con lo total, lo absoluto y ahí participa de una poderosa revelación. Este sendero es el único medio que, sin ninguna consideración a fuerzas artificiales y por encima de éstas, puede ser merecido por todos lo hombres creadores.


[1] Gotz Adriani, Winfried Konnertz, Karing Thomas, Joseph Beuys, Editorial Ed Dumont, Alemania, páginas 298 – 308

[2]Dorfles Gillo, Últimas Tendencias del Arte de Hoy. Traducción Fernando Gutiérrez, Editorial Labor, SA. páginas 204 – 207.

“Corriere de la Sera”, 1ro de abril de 1973

[3] Estrada Alvaro, Vida e María Sabina. La sabia de los hongos., Editorial Siglo XXI, México, páginas 55 y 56.

[4] "I Like America and America Likes Me" Acción de Joseph Beuys en la galería Rene Block del 23 al 25 de mayo de 1974.

[5] Vida de María Sabina, Edición libre de sus cantos.

[6] Camilo José Cela, “María Sabina. Edición libre de los cantos”, Editorial Alfaguara, Madrid Barcelona, Edición libre de los cantos

[7] Las líneas en itálicas son intervenciones de Camilo José Cela al texto de María Sabina.


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