domingo, 21 de marzo de 2010

Roberto Fernández Iglesias. Poeta tropical en el Valle de Toluca


Roberto Fernández Iglesias ®Borzelli Photography


Policía de turno

Ahí están

Ahí en la esquina

53 y Quinta Avenida

Ahí están los hare krishna

ahí estoy yo

      también

Un policía a mi lado

El poli irlandés típico
Policia de Nueva York ®Borzelli Photography

Ahí en NYC

A media cuadra del MOMA

Los veo desde enfrente

al otro lado de la calle

cantan y tocan címbalos

      panderos

      tamboriles

Ahí están

Hare hare hare krishna

Una muchacha gira brinca

las ropas de azafrán alumbran el mediodía

El mediodía oscuro del otoño en NY

De pronto un giro amarillo

Un disco piramidal pudiera decir

amarillo azafrán

      Hare hare hare krishna

El disco de pronto salta

En el aire se hace un cono amarillo

con una punta roja

Cae una vez otra y gira

gira hasta terminar


          en palmoteos

      Hare hare hare krishna

      El policía a mi lado sonríe

      Hace frío

      Llueve un poco

      apenas

      Los muchachos cantan bailan

              tocan címbalos

      panderos

                tamboriles

      Hare hare hare krishna

      El policía con su abrigo largo sonríe

      Veo al policía de película

      El policía me mira

      El policía dice ha sido un día agradable

          espero no me lo dañen

      Mira a los muchachos que cantan

      Encoge los hombros

              se va por la avenida

      Hare hare hare krishna

      Allá van los muchachos de azafrán

      Acá voy yo por la boca del subway


®Borzelli Photography


Estudio de trabajo. ®Borzelli Photography


RFI ®Borzelli Photography


Barco sin mar

“la ciudad (…) pasa
como un barco de locos
por la noche”
Jorge Gaitán Durán


Este navío lunático y solar
pasa las 24 horas
tan cargado de locura
que parecen 30 o 40
Lejos del oceano
la gran nave recuerda
lagos llenos de paisaje
secados a lengüetazos
por el montón de pasajeros orates

¿Qué demente pensó
fondear aquí en abismo polvoso?
¿Cuál águila y cuál serpiente?
Apenas quedan nopales
con pocas tunas
pocas

En este crucero por el polvo
permanecer es demencia
pura furia puro rencor
contra todo y contra nada
contra el espejo de una historia
contada a gritos
y repetida por cada maniaco
de cualquier manera y de todos modos

Quien sufre un mínimo ataque de cordura
escapa a nado por las piedras
sin importar golpes y heridas
mientras frenéticos polvorientos
cantan alabanzas al espíritu navegante
que los habita
cantan cualquier cosa
cantan y sueñan y hasta bailan
una peregrinación
antiguos lagos llenos de paisaje
un águila y una serpiente y un nopal

Sólo eso existe
y la navegación contra toda esperanza


Con su hijo, el cineasta, A Fernández Alonso. ®Borzelli Photography


Escribiendo en su estudio. ®Borzelli Photography


Con los poetas Antonio Escobar, Carlos Roberto Conde, Jorge Mendoa, Mario Bojórquez, RFI y Mario Meléndez. ®Borzelli Photography


¡Que no!

Había entrado como tantas veces a la Librería del Prado, en el pasaje del hotel del mismo nombre que es una de las tantas cosas que se llevó el terremoto de 1985 en la ciudad de México, de pronto oí una voz inconfundible, gruesa, de hombre de la radio, al decir
¡que no! Sólo alcancé a responder Armando Moreno.


Biblioteca ®Borzelli Photography


Apareció detrás de un anaquel con la enorme sonrisa franca de los hombres del trópico y me abrazó como al hijo de uno de sus colegas en el periodismo panameño.
En un lugar así era donde podría haberte encontrado, no hay otra posibilidad, dijo como saludo. Llamó a un joven que estaba a un lado y presentó a su hijo que estudiaba pintura en la Escuela Nacional de Artes Plásticas, todavía en la Academia de San Carlos.


®Borzelli Photography


No hablamos mucho. La despedida fue cordial. Nunca volví a ver a Armando Moreno. Alguna vez me encontré al hijo en Panamá de profesor de pintura. Nunca supe cuándo murió Armando; pero forma parte importante de mi vida pues me puso el primer apodo que no tenía que ver con mi nombre:
¡que no!


Organizando su biblioteca. ®Borzelli Photography


La historia inicia cuando apenas había nacido y mi tía madrina, Margarita Iglesias, me traía y llevaba por todas partes, pues mi madre siempre andaba en muchos asuntos. Mi madrina, soltera, con auto, no le era pesado cargar conmigo y con el vicio de las maestras se puso a enseñarme a leer los letreros de las calles de Panamá.

Así aprendí dónde decía
Banco Nacional de Panamá, Coca Cola, Kodak y vaya uno a recordar tanto letrero. Un día, con el auto lleno de parentela, mi madrina se puso a lucirme. ¿Qué dice ahí, Robertito? Banco Nacional de Panamá, madri. ¿Y allá? Kodak. ¿Y más allá y allá? Y ahí estoy responde y responde. En un mundo de profesoras enseguida salió la explicación: No sabe leer, repite las figuras como se las enseñaron.


Los poetas RFI y Luis Antonio. ®Borzelli Photography


Ahí quedó el asunto mientras mi madrina mantenía la terquedad de enseñarme más y más letreros. Mientras, mi madre no lograba consolidar otro embarazo. Por eso, después de perder dos productos, quedó embarazada y la ginecóloga ordenó que saliera del país hasta que estuviera seguro porque si se quedaba nadie la iba a poder controlar.


®Borzelli Photography


Entonces, surgió el espíritu guadalupano y tomaron la decisión de venir a México a solicitar a la Virgen de Guadalupe su intervención para que naciera quien vino a ser mi hermana Gloria. En la primavera del 44 llegamos a México mi abuela doña Lola, mi madre y yo. Aquí estuvimos un par de meses antes de regresar a Panamá.


RFI, el novelista Gonzalo Martré y el poeta Roberto López Moreno. ®Borzelli Photography


Todo cuanto recuerdo de ese viaje es un caballo muerto cubierto por una lona al lado de un trozo de una barrera roja de madera. Años después confirmé con mi madre que me habían llevado a una corrida donde el toro mató a un caballo y, mientras disponían del toro, así lo taparon. Así que todo cuanto diga aquí es recuento de cuanto me fue dicho sobre el incidente.


RFI y el poeta Juan Domingo Argüelles con su esposa. ®Borzelli Photography

Después de pasar un par de días en el Hotel Virreyes, nos cambiamos a una pensión donde vivían algunos estudiantes y un periodista panameño que gozaba del exilio diplomático y que era Armando Moreno. El lugar quedaba por el rumbo de Tacubaya, cerca de la embajada de Rusia y la manera más cómoda transportarse, sobre todo al centro y a la Villa de Guadalupe era en tranvía.


®Borzelli Photography


Una tarde que regresábamos a la pensión, las señoras se paralizan cuando el niño dice
histoya de un gran amor joge neguete y goya marin. La reacción inmediata fue qué dices, dónde está eso. El niño Roberto señala un cartel de una película de dos años antes pero es posible que continuara en exhibición. No tardaron en buscar letreros y señalar ¿qué dice aquél y aquél y el de más allá? El niño respondía con su media lengua de dos años y medio.


Su mujer Margarita Monroy, su hijo Daniel y RFI. ®Borzelli Photography


Ya no hubo dudas. Sí sabe leer. Fue el tema de conversación durante la cena y Armando Moreno puse al nuevo letrado a prueba con el periódico de la tarde. No había duda, ese niño, a esa edad sabía leer.

Al día siguiente, el periodista diplomático pidió permiso para llevar al niño a pasear y con todo y pasaporte, por cualquier cosa. El hombre tenía su plan y fue a uno de esos mentideros de periodistas en México. En medio de las bromas de los colegas por aparecer de pronto con un niño, Armando Moreno sacó su carta:
este niño tiene dos años y medio y sabe leer. La incredulidad surgió pronta. Cruzaron apuestas. Armando puso el periódico que llevaba y el niño leyó.


Su hija Ti Kip, RFI y el pintor Gabriel Macotela. ®Borzelli Photography


Nada, tú le enseñaste y repite de memoria. En eso pasó el voceador de la extra de esa hora y dijeron que lea de ese. No tardaron en enfrentar al niño Roberto con la publicación todavía caliente y olorosa a tinta. El niño leyó a satisfacción de quienes perdieron sus pesos.


RFI y el poeta José Ángel Leyva. ®Borzelli Photography

Al día siguiente, Armando Moreno quiso repetir el negocio en otro mentidero y solicitó el permiso materno para llevar al niño a pasear. Cuando fue advertido que debía prepararse para salir con el periodista diplomático dijo
¡que no! Y así quedó. No fueron a ningún lado. A la fecha ya no deben quedar testigos de aquel hecho pero Armando falló en alguna promesa con el cómplice de su negocio.


De visita en su casa: SI, SI, el pintor Rene Freire, las psicoanalistas Patricia González y Angélica Rodarte, su mujer Margarita Monroy, SI, Si, y RFI. ®Borzelli Photography


Muchas décadas después, cada vez que digo
no, dentro de mí oigo ¡que no! Nunca me ha sido difícil negarme a algo con lo que no estoy de acuerdo. Me ha hecho un hombre complicado entre muchos que no saben decir no. Así recuerdo a Armando Moreno quien siempre me llamó así y a mis padres, preguntaba ¿cómo está que no? Ese fue mi primer apodo y un aprendizaje del que me siento orgulloso.


Con el periodista, escritor y enciclopedista Humberto Musacchio. ®Borzelli Photography


Su hija Ti Kip, RFI y su sobrino Juan A Fernández. ®Borzelli Photography

Poemas: Roberto Fernández Iglesias

Fotografías: Miguel Borzelli Arenas y Pascual Borzelli Iglesias para abartraba
Diseño y edición: Miguel Borzelli Arenas

4 comentarios:

  1. Muy buenas tardes¡
    Quisiera saber un poco mas de tun Astral como es , que se hace, como es la convivencia y por que se encuentra en ese lugar algo tiene de especial.

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  2. Que bonito es recordar, aquellos momentos que nos hacen felices y sobretodo la importancia que tienen. Es bueno rodearse de gente provechosa, (bueno es que no se que palabra es mejor)buena y agradable, su esposa Margarita Monroy es una de las mejores maestras que e tenido, tiene una buena familia, me va a dar gusto conocerlo el 28 de Abril, sera un honor escucharlo, Felicidades, su libro me cautivo, me ofrecio mucho y todo lo acepte.

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  3. Excelentes palabras, recuerdo aún con mucho cariño a mi gran maestro de Lingüística en la Facultad de Ciencias Políticas y sociales de la UNAM. Gracias por la posibilidad de verlo bien y pleno. Mi reconocimiento y gratitud a su excepcionales, creativas e inesperadas clases.
    Utopía Zea

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  4. Hola, también fue mi maestro y al día de hoy su personalidad me inspira en muchas cuestiones. Lo conocí como un hombre especial y lo recuerdo con mucho cariño, aunque reprobé su materia.

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